Oportunidades para el ejercicio jurídico en la Revolución Tecnológica
Últimamente veo en los foros jurídicos a abogados preocupados por la incertidumbre de los servicios legales en la Revolución Tecnológica. Atrás quedó el ejercicio profesional lleno de estabilidad y seguridad, en donde los abogados se mostraban como faros morales e intelectuales que iluminaban el vasto océano de inquietudes que proponía la regulación de la conducta humana.
Los juristas han pasado a preguntarse si realmente vale la pena que las próximas generaciones dediquen sus años de formación a estudiar las áreas de contratos, impuestos, laboral o litigios, para más bien centrarse en el valor que la profesión le aporta a la sociedad. Ahora las cuestiones se centran en la manera como la tecnología afectará el ejercicio de la profesión, y si la inteligencia artificial eliminará a los abogados del mapa de las profesiones.
Para nadie es un secreto que la humanidad está dando pasos hacia un cambio radical en la manera como convive, se desarrolla y se interrelaciona con los demás. La Cuarta Revolución Industrial supondrá retos enormes para los abogados, pero también grandes oportunidades. Por ello, antes de asombrarnos ante los inminentes cambios que se avecinan, es conveniente replantear paradigmas y asumir "lo inevitable" como una gran ocasión para mejorar.
Cambio cultural del ejercicio del Derecho
Como lo menciona Mark A. Cohen, la tecnología nos ha brindado la oportunidad para identificar y separar la profesión jurídica del negocio jurídico, esto es, entender que una cosa es ser un profesional formado en el mundo de las leyes, y otra muy diferente, desarrollar un modelo de negocio de solución a las distintas cuestiones jurídicas.
Lo primero que se puede resaltar es que la profesión legal no va a desaparecer, por el contrario, se va a fortalecer gracias al uso de herramientas tecnológicas que facilitarán el quehacer de los abogados, eliminando procesos actuales costosos y dispendiosos que impactan tareas habituales como la elaboración de un contrato, el Due Diligence de un negocio, o el análisis jurisprudencial de determinado caso.
Lo segundo que se puede identificar, es que el modelo de negocio de los servicios jurídicos está llamado a reinventarse, so pena de perecer como un modelo obsoleto. Debemos centrarnos en identificar las oportunidades de mejora para poder prestar un mejor servicio, que además pueda sacar ventaja de las herramientas que ya hacen parte del sector, y que en unos años serán de uso obligatorio para cualquier abogado.
Servicios Legales en la Revolución Tecnológica
El desafío consiste, por un lado, en comprender que muchas tareas que en otro tiempo eran desempeñadas exclusivamente por abogados, hoy son desarrolladas por otros profesionales, o incluso de manera automatizada, a través de distintos programas o aplicaciones disponibles en cualquier computadora.
Por otro lado, se debe enfocar el esfuerzo en mejorar y optimizar el uso de habilidades no replicables en un software, aquellas como la gestión de conflictos, el servicio al cliente, y la inteligencia emocional (habilidades blandas), en donde tenemos una clara ventaja como seres humanos: la calidez, seguridad y el respaldo que podemos ofrecer como asesores legales no se pueden emular en unas líneas de código.
Debemos desmitificar la idea de que el abogado es el dueño exclusivo del conocimiento jurídico y debemos pensar en la información que tenemos que aprender para conocer mejor a nuestros clientes. Gracias a la democratización de la información y a la proliferación de herramientas digitales, los asuntos y conocimientos técnicos y especializados se encuentran a disposición de todo el público.
Estamos en una etapa de transición que implica la adopción de nuevas estrategias y prácticas para beneficio de la sociedad. Como ya lo sabemos, la profesión jurídica no se extinguirá, sin embargo, como abogados debemos replantear el modelo de negocio para sacar ventaja de los beneficios de la Cuarta Revolución Industrial, so pena de extinguirnos bajo concepciones equivocadas que hicieron parte de otro tiempo.
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